El “Indio” Solari en la voz del Valle

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El ex vocalista de los Redonditos de Ricota se presentó el sábado en Junín. Una multitud copó la ciudad y disfrutó el recital sin incidentes mayores y sin bengalas. La voz de los jóvenes de la región: su viaje y opinión.

Por Carlos López

Junín, la ciudad más importante del noroeste de la provincia de Buenos Aires, fue testigo del paso de Solari, la “Misa India” y sus seguidores, que esta vez se estimaron en 100.000 y que con más de un mes de anterioridad agotaron todo tipo de alojamiento.


El show, que fue suspendido en mayo por la muerte de Miguel Ramirez, producto del disparo de una bengala naval durante un recital de La Renga, se realizó en el Autódromo Eusebio Mansilla y significó la segunda presentación del disco “El perfume de la tempestad”.

Se llevó a cabo un importante despliegue de seguridad privada en los accesos para evitar inconvenientes. La concientización previa al recital, en un comunicado de Solari y en las pantallas en los ingresos, sobre no llevar bengalas para no lamentar más muertes tuvo un efecto positivo. Donde en tiempos anteriores la pirotecnia era prácticamente incontable, el sábado soólo se pudo observar una sola durante las dos horas que duró el espectáculo, el mismo público se encargó de hacérsela apagar a quien segundos antes la había encendido.

¿Cómo comprender que con unas simples palabras 100.000 personas dejen de hacer lo que fue la principal característica por décadas del público que integran? ¿Cómo explicar la convocatoria que tiene un artista de 62 años sin utilizar la publicidad masiva ofrecida por los medios? ¿Cómo entender que cientos de personas viajan miles de kilómetros cada vez que se presenta?

Tal vez, en las palabras de las personas de la región norpatagónica que concurrieron al espectáculo se pueda comprender en una mínima expresión. Un joven neuquino, que se identificó como Isidro Navarro, contó su experiencia:

“Salimos a la noche, recién las 2 de la tarde llegamos. Sinceramente, no me importa el tiempo de traslado, los costos o las cosas que dejás allá por unos días, estar acá significa mucho más. El ‘Indio’ significa la banalidad de la rutina cotidiana pisoteada en un ajetreo de música, letra, amigos, vino, pogo y gargantas rotas. Implica el hecho de que el arte te llena el espíritu y es la principal necesidad de algunas personas…vivir solo cuesta vida...” aseguró y complementó “No es sólo el recital, no son sólo esas dos horas. Por ejemplo, acá nos encontramos con unos amigos de La Plata, con los que compartimos el mismo sentimiento, y hacemos la previa ricotera: la previa más grande del mundo”.

¿Qué es la previa ricotera? El “Negro” Ariel, un muchacho de 21 años oriundo de Allen, explicó que es “llegar a la mañana al lugar, comerse una carne a la parrilla, tomar unos vinos, cantar un rato, tomar unas cervezas, jugar un truco, tomar un rico fernet, pasar la tarde a las risas y encarar despacito para entrar a ver al Indio”.

Solari ofreció a lo largo del evento 26 temas, con los cuales recordó viejas épocas de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota hasta sus últimas tres producciones discográficas como solista.

Si bien es la lista de temas que acostumbra a realizar, la noche tuvo un momento especial, que fue caracterizado como “la perlita de la noche” por Agustín Castro, un neuquino que lleva a cabo sus estudios universitarios en Buenos Aires, refiriéndose al momento en que el cantante entonó “La Murga de la Virgencita”, un tema de la placa “Momo Sampler”. Agustín contó: “nunca había escuchado un tema de Momo en vivo. Fue tremendo, se me caían las lágrimas… gracias Indio, simplemente gracias”.

No todo color de rosa
Esta vez y a diferencia de los anteriores, no fue todo color de rosa. El lugar elegido por el artista recibió algunas quejas, como por ejemplo de la página web www.mundoredondo1.com.ar –al no tener sitio oficial, ésta se convirtió en la más representativa del Indio- criticó “constructivamente” a la tierra, los accesos, el estacionamiento de micros, autos y combis, las distancias, lo lejos que quedaba todo y “otras cosas más”.

Ariel contó que “a la ida no se notó, pero la vuelta fue un bajón caminar 5 kilómetros desde la entrada hasta el colectivo que nos trajo”. “No llegábamos más, parecía eterno” también opinó Agustín. Esto se debió a que la única salida con la que contaba el espectáculo era una ruta estrecha sitiada por colectivos en ambos costados.

Leandro, un estudiante de Comunicación Social en Roca que concurrió al evento, vio con malos ojos el sonido que el cantante ofreció. Aseguró que “en ciertos sectores del autódromo se escuchaba muy mal, el viento del lugar jugó muy en contra”, pero como si el artista gozara de total impunidad, finalizó “de todas formas, fue una fiesta hermosa, no puedo creer lo bien que suenan, musicalmente hablando”.

La fiesta dual (previa y recital) terminó en paz. Las muestras de afecto entre compañeros de ruta, las risas y las sonrisas atornilladas en las caras cansadas y empolvadas de los que se retiraban tranquilamente del autódromo, sobre una alfombra de botellas de plástico y de vidrio rotas, demostraban la felicidad producto del recital.

En esta ocasión, no se anunció cual será su próxima aparición como se acostumbraba a hacer. Se debió a que días antes de esta presentación, el artista  comunicó que sería el único de este año si las cosas no salían bien. El sábado los ricoteros respondieron. Ahora queda en manos del “Indio”.